lunes, 7 de febrero de 2011

¿Qué se supone que tenemos que hacer?

"Oye, ¿qué se supone que tenemos que hacer en caso de una balacera'" Paulina
La semana pasada, fue particularmente violenta en la ciudad de San Luis Potosí, por no decir que en el país. Desafortunadamente nos hemos acostumbrado a contar muertos y heridos como quien cuenta borregos antes de ir a dormir, tranquilamente cada noche podríamos añadir el recuento del día en cualquier conversación “¿Cómo te fue hoy? ¿Cuántos muertos dicen que hubo? ¿Cuántos enfrentamientos? ¿Cuántos narcobloqueos? Buenas noches, que descanses.” Es así como poco a poco, en las pláticas de grillos, en las de café de las señoras y ahora también en las reuniones de adolescentes el tema de la violencia ha pasado a ocupar un lugar fundamental, simplemente, nos hemos empezado a acostumbrar a vivir en medio de la ella.
Los niños, no son la excepción, inmersos hoy más que nunca en la información, lo mismo escuchan noticias en radio camino a la escuela, leen encabezados escabrosos en los puestos de periódicos, de casualidad se asoman cuando sus padres ven un noticiero, o en el peor de los casos son protagonistas en carne propia de alguno de esos sucesos de los que nos enteramos diariamente. Para muestra, la nota de Animal Político sobre los niños en la guerra contra el narco en la que se hace un recuento preciso y desgarrador sobre estas cifras, sobre estos “daños colaterales”.
En lo personal, al estar en contacto con tantos adolescentes y niños prácticamente diario me enfrento a preguntas semejantes ¿Qué se debe hacer en estos casos? Ya no sólo para evitar que sucedan, cosa que creo, desafortunadamente no está en nuestras manos resolver de momento. Por lo pronto, considero importante que como sociedad además de preocuparnos por estar informados al respecto, sepamos cómo reaccionar ante estas situaciones que tristemente corremos el riesgo de enfrentar.
No considero que sea necesario pasarnos el tiempo hablando de muertos, heridos y enfrentamientos frente a los niños. Tampoco creo que sea prudente esparcir rumores y chismes entre quienes nos rodean. La sensatez de cada padre de familia y cada adulto debe guiar la formación de sus hijos y de los menores que tienen cerca, como en muchos otros aspectos.  Sin embargo, hay una misión fundamental que todos debemos tener clara, la misión de protegerlos y hacerlos sentir seguros. Es así, que la pregunta que me plantearon al día siguiente de una de estas balaceras “de a diario” me retumbó en la cabeza durante varios días. Creo que si alguien tiene la confianza de plantearme una pregunta semejante, lo menos que puedo hacer es tratar de ofrecer una respuesta más o menos coherente, sensata y sin rodeos para resolverla.
Esto sumado a ciertos comentarios que escucho en las conversaciones y juegos de mis hijos, me planteó la urgencia de informarme al respecto, así que en la búsqueda me topé con un artículo de Ana María Salazar, experta en seguridad, quien en el periódico “El Imparcial”  escribe sobre la creación de protocolos de seguridad para menores, con lo que refuerza mi idea de la importancia de la prevención para evitar, en la medida de lo posible, más tragedias.
Es una desgracia tener que llegar a estos extremos. Nuestros niños y nuestros jóvenes no se merecen la realidad que están viviendo ni la incertidumbre que se crea todos los días a su alrededor.
No está bien, que a la edad en que los jóvenes deben salir con sus amigos y los niños a jugar a la calle tengamos que estar hablando de cómo cuidarnos en caso de una balacera. Pero es la realidad que nos tocó vivir, por muchas causas, algunas de ellas, provocadas por nuestra pasividad. Al menos seamos capaces de ofrecerles la seguridad que necesitan para crecer tranquilos, sin miedo, en la medida de lo posible.  Seguiré en la búsqueda de respuestas para estas interrogantes, en cuanto consiga algo parecido a un “manual para casos de balaceras, narcobloqueos y semejantes” prometo promocionarlo y comentarlo.

2 comentarios:

Margarita Nava dijo...

La pregunta de Paulina me estrujo el corazón... :-(

CHEMA dijo...

La verdad es que nadie quisiera vivir esta triste realidad que enfrentamos en el país; lamentable la incapacidad de las autoridades federales para reducir los alarmantes niveles de violencia y más lamentable la postura tipo “Poncio Pilatos” de las autoridades locales frente a lo que ocurre en el patio de su casa. Lo que comentas es muy importante querida Sandra, porque nos queda el camino de llorar como nuestros presidentes municipales y gobernadores quejándonos y culpando al gobierno federal de todo lo que pase en nuestras vidas o tomar las riendas de las mismas, preparándonos para tratar de disminuir los daños que esta escalada de violencia nos trae día a día. TRISTE PERO NECESARIO.